lunes, 26 de noviembre de 2012

jueves, 22 de noviembre de 2012

La Flor Del Mundo


En ese momento, me encontraba en un bosque  a las afueras de Madrid donde un estudio había descubierto una  flor extraña para el laboratorio.
Oí un ruido y me agaché detrás de un arbusto. La planta parecía estar custodiada por unos animales de ojos rojos y aspecto extraño… como los adictos de la droga. Tenían cuerpo de jabalí pero estaban deformados y al estirarme para ver mejor noté unas alas plegadas. Pero eso era imposible en los ámbitos de la ciencia ¿no?
Una gota de sudor resbaló por mi frente y, como si sintieran mi temor hacia ellos, los animales dieron la vuelta y fijaron en mí sus ojos rojos teñidos en sangre. Mis sentidos me decían que debía alejarme de ellos pero hice caso omiso y corrí en círculos alrededor de las bestias. Una de ellas cargó sobre mí y me hizo una herida en el brazo, la otra alzó el vuelo y desde el cielo descendió en picado. La esquivé tirándome al suelo y rodé sobre mi cuerpo para hacer lo mismo con la primera. Mi objetivo, conseguir la flor que resplandecía en medio del claro. En un acto desesperado me tiré y la agarré del tallo. Luego, antes de que se me echaran encima, accioné un pequeño botón escondido en mi bolsillo. Antes de desaparecer, me pareció notar una expresión de odio y desesperación en la cara de aquellos animales y como la hierba se secaba y moría.
Un segundo después, me encontraba en mi campamento rodeado de personas.
-¿La has conseguido?-Me preguntó uno de ellos. –Ya veo que sí.
En mi mano estaba la prueba de mi victoria. Ellos sonrieron complacidos y uno trajo un pequeño bote con agua.
-Has hecho un buen trabajo, Ella estará complacida.
Ella es el nombre que teníamos permitido usar para mencionar a nuestra líder de la sede central.
En el camino de regreso, solo se oían murmullos apagados en el todoterreno. Admiré la flor de mi regazo. Era de un color rojo intenso y purpura, por la forma parecía un lirio. Una mano sobre mi brazo hizo que abandonara mis pensamientos.
-Necesitas otro teletransportador- Me susurraron.
Era curioso ese instrumento… tan solo era un botoncito apenas más grande que un dedal que se rompía después de haber sido utilizado. Hace tiempo que los científicos del siglo XXII lo habían creado. Consistía en un aparato que separa las moléculas de tu cuerpo y las vuelve a recomponer en otro lugar. Ese aparatito daba una señal del cerebro, que es el que pensaba donde ir, a una gran máquina a varios kilómetros bajo tierra en la sede. Visto así parecía un juego de niños. Lo malo es que solo estaba experimentado con animales y humanos y no sabían si funcionaría con una planta.
Me fijé que cuanto más avanzábamos menos espacio teníamos, como si los árboles nos impidieran el paso. Era curioso pues eso es lo que nos habíamos encontrado al entrar. <<Pero eso no tiene ningún sentido>> me dije.
Varios se bajaron para apartar las ramas pero cuando intentaron tocarlas ellas se les echaron encima. De repente, todas fueron a por mí atacándome por todos los lados. Mis amigos estaban ocupados por ellas y estaba sola ante el peligro. Sin pensármelo y ateniéndome a las consecuencias pensé en el laboratorio, cerré los ojos y apreté el botón…
Al impactar con el suelo solté un gritillo y protegí la flor con mi cuerpo. Varias personas me miraron con asombro. Comprobé que estaba ilesa y antes de que me preguntase nada corrí hacia el despachó de mi líder. Entré creando una corriente de aire que tiró papeles por el suelo. Ella estaba frente a un monitor con el ceño fruncido.
-La tengo.
Cuando  fui a asomarme por encima de su hombro  me horroricé. En la pantalla aparecían numerosos puntos rojos en la superficie del planeta donde debería estar bosques enteros.
-¿Sabes lo que esto significa Alicia?
-Sí, las plantas se mueren.-Pensé un momento- ¿Y todo por haber arrancado esta flor?
Asintió, en su rostro vi una clara huella de culpabilidad. Fui fuera, a un mundo herido que espera la muerte. Esta sería una nueva era para la humanidad.