viernes, 30 de septiembre de 2016

Oprimida

Hay muchas cosas que hacen a una persona ser ella misma y no un humano más. Esas cosas nos permite ser copos de nieve en vez de granitos de arena. Pueden ser buenas o malas, acercarnos o alejarnos de quien queremos. Somos como imanes, lo que repele a unos atrae a otros. 
¿Por qué estoy diciendo esto? Veréis, las personas no suelen cambiar. Algunos hasta se atreven a decir que no cambian. Yo soy de las que creen en que el ser humano puede mejorar, sin embargo, su esencia nunca va a cambiar por más que tenga una u otra influencia. Eso, a veces, es bastante tedioso al fin y al cabo todos deseamos que las personas más cercanas se adapten a nosotros como nosotros hacemos a ellos. Pero, ¿es una ilusión ese cambio? ¿Nos estaremos reprimiendo en vez de adaptando? De ser así podría hacernos mal en un futuro. 
¿Que por qué cuento esto? Seguro que habréis tenido o tenéis una pareja que os hace cambiar, sin embargo, se escudan en que son así y no cambian ellos mismos. No se adaptan a tus necesidades y eso os consume poco a poco, os deja exhaustos por las noches y sin energías por la mañana. 
¿Qué os recomiendo? ¿Cuál es mi consejo? No tengo nada, el amor es ciego y aunque veas esas cosas seguirás aguantando el peso sobre tus hombros día a día hasta que os aplaste o alguien os ayude a sobrellevarlo. Esperemos que sea esa misma persona la que nos cura de su mal.