jueves, 5 de octubre de 2017

Un pequeño sueño

 Había una vez un sueño muy pequeño en el fondo de la mente de una niña. Ese sueño nació con ella y fue creciendo conforme a su cuerpo. Un día, ese sueño no fue capaz de soportar la presión y explotó en la cabeza de la chica. Ella empezó a obsesionarse con cumplirlo, no podía pensar en otra cosa. No podía dormir, comer ni beber. El sueño susurraba en su oído "debes ser feliz", pero el hecho de conseguir la felicidad es lo que la angustiaba y no la dejaba vivir día a día. Tal fue la presión que calló en coma. Su familia lloraba y el pequeño sueño se fue desvaneciendo, consumiéndose junto a su dueña. El último suspiro de la chica se lo dedicó a él, nunca se sintió tan culpable ni tan avergonzado cuando otro sueño inundó la cabeza de su dueña. El sueño llamado muerte. Un sueño infinito.

lunes, 2 de octubre de 2017

Se necesita

Solo una sonrisa en tus ojos hacía mi, solo el roce de tus labios en mi pelo, un choque de manos y una risa basta para olvidar lo malo. Tal vez baste incluso menos.
Más tarde puede que vuelvas a matar mis sentimientos con una palabra. El alcohol hace mucho daño a mi corazón, y al tuyo.

jueves, 18 de mayo de 2017

Blancanieves

La reina dijo: Me gustaría tener una hija blanca como la leche, rojos sus labios como el carmín y pelo negro azabache. La llamaré Blancanieves y será hermosa, la más hermosa del reino.

Cuando la reina dio a luz, lloró. Su tez era oscura completamente, pelirroja y labios blanquecinos. Mandó a su fiel mayordomo a degollar a su actual marido y echó al foso a la niña junto a sus hermanas.

El próximo seguro que le daría lo que quiere.

miércoles, 3 de mayo de 2017

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Como un ángel al que le despedazan las alas,
 hoy me siento a esperar
 que algún día este mundo encuentre
algo de esperanza en la humanidad.

Hoy, caminemos en silencio

Paula bajó del bus como cada día. Su amigo Luis esperaba sonriente en la parada. Paula miró triste y bajó un poco el volumen de la música sin quitarse los cascos. Sentía que el mundo se realentizaba e iba en conjunto con su estado de ánimo. Luis empezó a hablar animadamente sin preguntar por ella. Paula se giró y dijo:

-Hoy, caminemos en silencio.

Luis guardó sus palabras y ella subió la música. El sonido de los acordes de una guitarra eléctrica taladró sus timpanos y una mujer de fondo cantaba algo que no supo traducir, pero eso no importaba.
Agarró con fuerza su mochila y continuó andando. Paró en un paso de peatones para mirar hacia los lados por si pasaba algún coche. Todo estaba desierto. Frunció el ceño mientras se quitaba un auricular y luego el otro, buscando a Luis con la mirada. No había ni un alma en las calles, su amigo no estaba a su lado y reinaba un silencio sepulcral. Paula sentía una presión en el pecho, pero no quería ponerse nerviosa. Caminó un rato sin rumbo fijo esperando ver a alguien que la ayudara, pero no oyó ni el canto de los pájaros.

 De repente, vibró algo en su bolsillo y Paula sacó el móvil precipitadamente. En la pantalla brillaba "Mamá". Le dio a contestar, puso el teléfono en su oreja y dijo con voz temblorosa:

     -Mamá, ¿puedes oírme?

 Se escuchaba ruido, pero no reconocía la voz de su madre. Empezó a hablar más y más alto al micro, pero no hubo respuesta. Luego se cortó la llamada. Paula intentó mandarle un mensaje, pero no tenía cobertura. Guardó el móvil llorando.
 Paula oyó un susurro en su oreja, pero al girarse no había nadie. Sintió un tirón en su manga, pero a su lado no había nadie. Llamaba a voces a Luis, a su madre o a quien pudiera escucharla.

    -No hay nadie.- Una voz clara reclamó su atención.
    -¿Quién eres?
    -Nadie. ¿Y tú?
    -Soy Paula.- La chica sintió una bofetada tan fuerte que la tiró al suelo.
    -No eres nadie.

Una sombra apareció delante de ella. Era completamente negra y donde deberían estar los ojos había dos huecos. La sombra volvió a golpearla, la agarró de la muñeca mientras Paula sollozaba.

    -No eres nadie,

Las sombras se convirtieron poco a poco en cuerpos y los cuerpos en rostros conocidos. Un compañero de universidad intentaba arrastrarla del pie, su madre apretaba fuertemente su cuello... se vió rodeada por esa montaña humana que gritaba y la envolvían con brazos y piernas.

    -Dilo.- Gritaban.- ¡Dilo!
    -No soy nad...

Cerró los ojos y sintió un zarandeo.

    -No.
   -¿No?- Paula se quedó mirando a Luis que caminaba a su lado.-No, ¿qué?
   -No quiero caminar en silencio. Así que cuéntame qué te pasa.

El cielo resplandecía esa mañana, los pájaros cantaban y Paula sonrió. Abrió la boca para hablar al fin de todo. De la presión en el pecho, la oscuridad, los rostros. Él lo comprendería.

    -¿Creías que te escucharía? ¿Por qué? No eres nadie.- La cara de su amigo se tornó en sombra, el suelo se abrió y Paula volvió a caer al vacío.


martes, 2 de mayo de 2017

Lara(1)

Lara se sentó en la cafetería junto a su amigo Julian. Hablaban de cualquier cosa sin importancia, ella reía y él mostraba su aire pasota como siempre. Lara tomó un sorbo de su cerveza y escribió a su amiga un mensaje por el móvil:

      Lara: Me siento estúpida. No sabía como saludarle y simplemente caminé a su lado.
      Amiga: Lara no eres estúpida. Solo dejalo fluir.

-¿Lara? ¿Me estás escuchando?
-Sí, perdona.
-Mira, fíjate en esto.

La chica se inclinó sobre el hombro de su amigo para poder mirar mejor el móvil. Se giró con una sonrisa en los labios para comentar la imagen, él estaba mirandola. Y en un segundo, Julian juntó sus labios. Entonces ella descubrió una nueva melodía.

sábado, 29 de abril de 2017

Anhelo

Aún recuerdo tu sonrisa, tu pelo pelirrojo antes de la quimio, tu gorra, tus preocupaciones, los llantos, las alegrías, cómo me saludabas, cómo te veía por los pasillos, cómo dejé de verte. Pregunté por ti, dijeron que cambiaste de tratamiento. que estabas mejor. Recuerdo que salías con tus amigos y me incitabas a ir con vosotros. Recuerdo la canción que te compuse hace tres años y que coloqué aquí. Aun así nunca te la enseñé porque pensé que era una tontería. Su melodía resuena hoy en mi cabeza.
También recuerdo tu ataúd cerrado. Nunca podrás leer esto, tal vez nadie lo haga. La vida es así, ¿verdad Miguel?

miércoles, 19 de abril de 2017

Confundida

Me han besado muchas veces en mi vida. A veces he sentido placer, otras incomodidad, otras deseo, amor o asco. Pero nunca había sentido vacío. Hasta el otro día.
No me malinterpreteis, me gustó. Pero no era lo mismo de siempre. No fue con alguien que acababa de conocer y deseara por estar borracha, tampoco era mi pareja para sentir amor. La sensación de besar a un virgen es muy extraña. Hay dos posibilidades: de que no tenga ni idea o de que sea super tímido. Ya lo había besado otras veces, pero ese día fue especial. No me lo esperaba, no hubo ningún signo de lo que iba a hacer, por eso no me lo esperaba. Y por eso me sentí aún peor cuando no sentí casi nada. Porque sabía que él me quería y que todo hubiera sido distinto... si ese beso hubiera llegado hace años.

viernes, 17 de marzo de 2017

Algo personal

Hace una semana que murió mi bisabuela y todavía no sé en qué fase me encuentro. A la hora de enfrentarse a una muerte de una persona importante para nosotros hay varias fases que no todo el mundo pasa igual. Una de las fases se llama negación y otra aceptación. Sinceramente, aún no sé en qué fase me encuentro ahora mismo.

Mi bisabuela era una de las personas más maravillosas que te puedes encontrar. Era amable, con genio cuando era necesario, lista, quería muchísimo a su familia, trabajadora... Pero desde hace cuatro años, la enfermedad la hizo débil y dependiente. No os hacéis una idea de lo que se siente al ver como uno de los pilares de tu vida se va agrietando, como poco a poco dejas de ir a ver a una de las personas que más quieres porque no soportas que no te recuerde ni sienta que estás a su lado.

Recuerdo perfectamente el momento en el que se me partió el alma. No fue las dos semanas que mi bisabuela pasó en el hospital intentando luchar por su vida. No fue cuando mi exnovio ni presentó sus respetos en el tanatorio. No fue al verla tan quieta en el ataúd ni tantas familias rotas por la pérdida. Todo eso me llenó de desdicha y pena, pero hubo un momento en el que sentí que mi vida ya no tenía sentido en ese momento. Mi padre llegó de trabajar y fuimos juntos al tanatorio, hablábamos en el coche, ni tristes ni alegres solo hablábamos. Llegamos a la puerta y mi padre abrazó a mi madre. Fue el abrazo más largo del universo porque paró el tiempo. Cuando vi a mi padre, una persona fuerte y siempre correcto en cada situación, llorar en brazos de mi madre.

Nunca antes había ido a un funeral. Entenderme, siempre iba a la misa en función de amigo o acompañante, pero nunca me senté en la primera fila. La misa de mi bisabuela fue una vergüenza. No hubo unas palabras que conmemoraban los 105 años que había vivido, ni unas palabras alentadoras. Nos tocó el único cura que no la conocía, no hubo cánticos cuando mi bisabuela amaba la música, solo lágrimas y gente sorbiendo la pena. Pero hay algo aun peor en un funeral. Seguro que sabéis a qué me refiero. Es el momento en el que la familia se pone al lado del altar junto al ataúd y todos desfilan por delante antes de salir de la iglesia. ¿Por qué? No entiendo por qué la gente debe desfilar y ver nuestras caras empañadas en lágrimas. Ya nos han dado el pésame en el tanatorio, en la misa, antes y después de ella. Lo veo innecesario.

Esta fue la primera vez que vi un cementerio. La idea que tenía de ellos era la de las películas americanas, lápidas por todos lados y muertos enterrados bajo tus pies. Sin embargo, el cementerio era precioso. Lleno de lápidas puestas en columnas todas llenas de flores y grabados. Me pareció la biblioteca de los muertos. Todos en estanterías llenos de historias sin leer. ´

Después de haber escrito todo esto sigo pensando... Estoy en fase de aceptación... ¿o negación?