domingo, 21 de abril de 2013

Violación


Hasta que muera

No importa como de grande es el peso sobre tus hombros, no importa si yo ya no puedo ni moverme por el peso de la carga sobre los míos. Siempre te ayudaré a seguir adelante, no dejaré que te hundas y ten claro que...


martes, 16 de abril de 2013

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Si te dicen patito feo sonríe, todo patito lleva un cisne en su interior.

Solo importa ella

Todos nos quedamos en el sitio cuando entra. Es un hombre por la gravedad de su voz. Viste con un pasa montañas negro, un jersey, vaqueros y unas botas también negras. En su mano una pistola nos apunta.
-¡No os mováis o disparo!
Disimuladamente me desplazo y quedo por delante de la niña. La pobre no puede contener un sollozo. Me agacho con las manos en alto y empiezo a consolarla. Su pecho se agita mientras le susurro que todo está bien. El ladrón está ocupado observando meticulosamente la casa. Se respira un aire cargado de furia e impotencia. Mi mejor amigo aprieta los puños y mira al desconocido con una mueca. ¿¡Cómo se atreve a venir a su casa y apuntarles!?
- Quiero a la niña.
Esa petición nos queda a todos patidifusos. En la cara del hombre se muestra un deseo incontrolable al mirar a la pequeña. Me levanto de un salto y exclamo:
-¿En qué estás pensando animal? Apenas tiene 10 años.
No me deja seguir hablando. Se acerca y me golpea en la mejilla. Es tan fuerte el golpe que caigo al suelo, un moratón luce ya en mi cara.
La chiquitita se acerca a mí sin comprender nada y me abraza, es tan pequeña... En ese momento sé perfectamente que he de hacer.
Miro por encima del hombro de la niña a mi mejor amigo y le susurro algo. Espero un segundo, dos, tres. Al fin, el ladrón se gira un momento; es mi oportunidad. Mi amigo se ha dado cuenta de lo que voy a hacer y abre la boca pero yo no tengo tiempo. Parece que todo va a cámara lenta cuando abrazo con fuerza a la niña y al levantarme me la llevo pegada a mi cuerpo. Corro hacia la ventana. La madre de mi mejor amigo no entiende ese impulso, aunque su hermano sonríe y le pone una mano en el hombro del muchacho para que no ponga en peligro su vida. Un paso, otro, uno mas... Salto y en el último momento me giro y protejo a la niña con mis brazos. Choco contra el cristal y miles de pedacitos vuelan en todas direcciones. El ladrón al oír el estruendo se gira y solo le da tiempo de ver mi sonrisa antes de que desaparezca cayendo desde la ventana del segundo piso. Doy muchas vueltas antes de caer sobre mis pies de cuclillas. Los cristales se arremolinan a mi alrededor.
La niña me mira asustada mientras cojo impulso y salgo a correr en la oscuridad. El ladrón se asomó a la ventana y me apunta pero antes de que pueda disparar mi amigo le quita el arma y de un golpe lo queda inconsciente. Se queda observándome mientras corro con la niña en brazos sin saber que el peligro ya ha pasado. En su cabeza retumban mis últimas palabras: "Pase lo que pase, no dejaré que muera".