martes, 21 de octubre de 2014

Crítica a los causantes de bullying

El instituto es un lugar donde nos formamos como estudiantes y como personas. Cuando un alumno nuevo llega a tu clase tienes tres opciones: integrarlo, ignorarlo o rechazarlo. A su vez, esa persona puede integrarse, apartarse o enemistarse. La primera opción suele ser la adecuada, una persona se siente a gusto en un sitio nuevo y las demás conocen a alguien el cual les puede transmitir nuevas cosas. Por otra parte, la segunda opción no tiene por qué ser negativa si las dos partes están de acuerdo. Pero ¿qué pasaría si toman la tercera opción? O lo que es peor, ¿qué pasaría si el chico nuevo solo quiere estar tranquilo y los demás buscan pelea? Entonces surge el concepto llamado bullying.
No digo que al principio los causantes no tengan culpa aunque tampoco diré que sean conscientes plenamente de todo el daño que causar. Puede empezar como un juego, una broma debe gustar a los dos pero en este caso solo es divertido para uno de ellos. Por otra parte, a veces es solo que uno de los que son populares siente que su poder mengua por la presencia de ese nuevo inquilino. Esta imagen de poder suele ser compartida por otros “seguidores” del cabecilla. Hablan de honor y llenan su boca de palabras que en otros contextos son nobles y que en este, suelen ser palabras de niño que habla como sus mayores, o lo que es lo mismo, hablar sin saber el significado de lo que dices.
¿Pero qué es el bullying? Cuando oímos esa palabra la primera imagen que se nos viene a la cabeza es a una pandilla de chicos pegando a la salida a otro compañero, pero eso es solo la parte externa, lo que se ve desde fuera. En verdad, las burlas; los insultos, etc. El daño psicológico es mucho peor ya que no se puede curar con agua oxigenada y betadine. Niños amenazados que dejan de estudiar o se cambian de instituto, depresiones, llantos… Podemos parar esto, de verdad.
Mira a tu alrededor un segundo y memoriza cada rostro. Intenta pensar si son felices o sufren abuso, incluso puede que en algún momento le hayas causado bullying. No hace falta que hagas mucho, solo si ves a una persona llorando escúchala y pide ayuda, no tenemos por qué aceptar esto ni por qué hacerlo posible. Esas personas son como tú y pueden tener tus mismos sentimientos aunque te cueste creerlo.
Únete a mi crítica contra el bullying y hagamos que todos podamos convivir en paz. Y si eres una víctima pide ayuda aunque los primeros no te hagan caso sigue insistiendo porque tu deber es pedir ayuda y tu derecho es ser feliz.


ALICIA

domingo, 3 de agosto de 2014

Dos conocidos/desconocidos

¿Cómo explicar esa sensación de cuando vas a ver a una persona por primera vez? ¿Cómo explicar lo que piensas? ¿Será cómo por whatsapp? No lo creo. Se te encoge el estómago, sientes un ligero mareo y puedes llegar a pensar que no estas preparado pero... ¿qué sería del mundo sin las locuras? Entonces vas al lugar indicado y esperas, esperas mirando al reloj cada décima de segundo pensando por qué tarda tanto. Pero en verdad eres tú quien se ha adelantado. Y entonces cuando ves a esa persona a lo lejos el corazón te da un vuelco y piensas: "Seguro que me caigo y hago el ridículo". Pero todo sale bien y te acercas diciendo: "Hola, soy yo". Y os sonreís, os dais dos besos, os abrazáis o hacéis lo que hagan las personas hoy en día. Y te pasas todo el tiempo pensando cosas que en verdad no tienen importancia, ya habíais hablado por skype ¿recuerdas? No, no es lo mismo pero a la vez es la misma persona. Son dos mitades de una misma moneda, dos versiones de una misma historia. Sé valiente y si tienes que conocer a alguien no te dejes llevar por el miedo.
Cree en tus sueños y los crearás.

jueves, 3 de julio de 2014

Déjame mentirte

Déjame mentirte. Déjame decirte que te odio, que no quiero pasar mi vida a tu lado. Déjame gritarte y jurar que no quiero volver a verte, que no importa que estés con ella, que quedamos como amigos o enemigos. Déjame mentirte.

domingo, 6 de abril de 2014

Cuervo

Cuervo se sentía incómodo entre tanta gente y el alcohol solo acentuaba esa sensación. Pasó la mirada por los jóvenes y no tan jóvenes que formaban el grupo del botellón. Hacía tiempo que se había quedado sin tabaco y le costaba no perder los nervios. Un trecho a su derecha, se encontraban unos chicos algo alterados por la bebida que lo miraban con ganas de pelea (o al menos eso pensó él). Si la querían la iban a encontrar.
Un chico se acercó a Cuervo y sonrió con superioridad. "Quiero borrarle esa sonrisa de la cara" pensó. Su puño se estampó contra la cara del chico. Eso fue lo último que vio antes de que todo se volviera sombras y sangre. No era la primera vez que su subconciente actuaba por él ni sería la última.
Movido por un resorte, Cuervo golpeó al siguiente chico que había ido a defender a su amigo. Ahora todos parecían ser conscientes de lo que pasaba y se abalanzaban contra él. Pero Cuervo no era un principiante, todo lo contrario. Era maestro y sabía boxeo borracho lo que le permitió tumbar a diez antes de que sus amigos intentasen pararle. Pero Cuervo no era consciente de sus actos ni de las personas así que cuando llegaron a él les golpeó como si de enemigos se tratasen.
Hubo un momento donde atacó con una botella... o,tal vez, solo se defendió de ella. Se miró la mano donde un cristal sobresalía y simplemente se lo arrancó con los dientes y siguió peleando. Poco a poco se tranquilizó al ver que ya nadie buscaba pelea. Medio botellón acabaron en ambulancias rumbo a urgencias y él fue a un sitio donde no había nadie. Unas alas negras como el carbón aparecieron de su espalda y le impulsaron a un tejado. Aterrizó con las manos en los bolsillos, miró a la luna en lo alto escuchando las sirenas a su espalda y susurró:
-El mundo de los vivos ya no me reconforta.
Sus palabras y sus alas se las llevó el viento.

Notas malignas. Para Miguel (canción)

Otro día en mi vida,
veo la tuya pasar.
Me dedico hora tras hora
tu pupitre contemplar.
Veo rostros enmarcados,
en tristeza se han quedado
a tu lado todo era felicidad.
¿Dónde estás? Me pregunto dónde estás.
Veo en mí los restos de nuestra amistad.
¿Dónde estás? Me pregunto dónde estás.
Veo en mí los restos de nuestra amistad.
Otro día, monotonía.
No dejo de pensar en tí
y es que todo ha pasado
pero se queda en mí.
Ese día apareciste,
te veías tan igual
pero tu rostro cansado
me gritaba la verdad.
¿Dónde estás? Me pregunto dónde estás.
Veo en mí los restos de nuestra amistad.
¿Dónde estás? Me pregunto dónde estás.
Veo en mí los restos de nuestra amistad.
¿Qué mas da? Deja que hablen.
Veo en ti el mismo amigo de antes.
Y ya nunca te volveré a dejar marchar...
¿Dónde estás? Me pregunto dónde estás.
Veo en mí los restos de nuestra amistad.
¿Dónde estás? Me pregunto dónde estás.
Hoy más que nunca conservaré nuestra amistad.

domingo, 2 de marzo de 2014

Victor y las siete cabritillas

En una casa a las afueras de la ciudad, vivía una pequeña chica preciosa. Ese día era su cumpleaños y decidió invitar a seis amigas de toda la vida las cuales eran como sus hermanas.Eran muy diferentes entre ellas: Había una rubia,otra morena, castaña, pelirroja y de pelo teñido de algún color extravagante. Pero todas tenían una gran amistad y, por ello, se hicieron llamar "las 7 cabritillas".
Fueron llegando una a una dándole dos besos a la chica del cumple.
-Noche de chicas-Gritó exaltada Cai la chica rubia de ojos azules. No había que fiarse de su aspecto de ángel pues era la más marchosa del grupo.
-No grites tanto, Cai- Gimoteaba Charol. Las chicas solían pellizcarle la nariz pecosa y hacerla sonrojarse hasta tomar el color de su pelo pelirrojo
-Nos lo pasaremos genial así que no te preocupes Charol- Dijo Bea abrazándola. Si la pelirroja era insegura y tímida, Bea era todo lo contrario. Ella era impulsiva y segura de sí misma. Parecían dos caras de una misma moneda.
Bea agitó sus coletas rosa fucsia mientras hacía cosquillas a Charol. Traje el pendrive con las películas y la música. Lo tengo en el bolsillo del abrigo. Voy a por el, ¡No empecéis sin mí!- Yane salió disparada por la puerta hacia su coche rojo que estaba aparcado justo enfrente de la casa. Su aspecto diría que es una liante pero detrás de sus piercings en la lengua, el ombligo y en la oreja y su cabello corto y negro a escala se esconde la muchacha más tierna y amable que hay. Ya sabéis lo que dicen, para gustos los colores.
-¿Dónde están Mery y Mia?- Dice Cai mirando en todas las direcciones. Yane entró en ese momento.
-Están haciendo algo en el piso de arriba- Dice Alice desde la cocina donde aparece con vasos y refrescos sobre una bandeja. Alice no tiene nada destacable a su parecer. Es castaña con unos ojos que cambian de tonalidades marrones a verdes, pero ellas siempre dicen lo guapa que es y que no está gorda como cree...
-¡Incesto! Me pido mirar.
-¡¡Cai!!- Exclamaron las cuatro a la vez.
La madre de Alice apareció por la puerta.
-¿Seguro que puedo irme, Alice? Todavía puedo cancelar el vuelo...
-Vete tranquila mamá Estaremos bien.
-Volveré el lunes. No pongáis la música muy alta y dormiros pronto cabritillas.
Cada amiga dio un beso a la mujer la cual se fue más tranquila.
-Ah, Mia y Mery ya se han despedido y me han dicho que ahora bajan.-se fue con una gran sonrisa feliz de que su hija hubiera conseguido tan buenas amigas.
Entraron en el salón y se sentaron en el sofá. Momentos después, se oyó unos toques en la puerta.
-Toc-toc ¿quién es? Ábreme la puerta- Se escuchó una voz cantarina siguiendo una melodía inventada.
-Toc-toc ¿quién es? Ya estamos aquí...- otra voz se oía a lo lejos.
Entraron dos chicas iguales vestidas con unos trajecitos iguales pero con los colores blanco y negro invertidos. Las gemelas sonrieron y comenzaron a bailar y cantar.
Eran el alma del grupo siempre alegres. Les gustaba jugar a las hermanas que se desean y no podían tenerse. Cada poco se teñían el pelo de un color distinto y jugaban a que intentaran saber quien es quien. Además, eran las artistas del grupo. Se les daba bien cantar, bailar, coser...
-...Y un regalo traemos/ para nuestra pequeña/ ¿Qué podrá ser?- Dicen entregándole un paquete.
Rápidamente quitó el papel y encontró un álbum de fotos. Poco a poco todas las chicas le dieron sus regalos. Alice cada vez estaba más emocionada.
Entonces, se oyó unos porrazos en la puerta principal. Todas las chicas se pusieron con la oreja detrás de la puerta y gritaron:
-¿Quién es?
-Soy yo, Marcos. Abrirme que voy a felicitar a Alice.- Dijo un bozarrón desde la calle.
-No podemos abrirlo- Susurró Charol super nerviosa- Seguro que no está solo y luego querrán entrar...
-¡Déjanos en paz!- Dijo Yane impulsivamente y echó la cadena de la puerta por precaución.
Se dejaron de oír ruidos y suspiraron tranquilas. Pero, al poco, se volvió a oír voces.
-Hola chicas- Una voz más dulce sustituyó al bozarrón.- ¿Por qué no salís?- Dijo tras un momento.
-Pero si es...-Yane sonrió- Chicas voy a salir un momento a saludarle- Frunció el ceño y dijo algo tan bajo que solo pudieron oír parte- ¿Qué diablos...aquí? ¿...con ellos?
Quisieron detenerla pero ya había salido por la puerta y cerrado tras de sí. Se oían conversaciones y decidieron ir al salón y dejar intimidad a su amiga.
Pusieron la música y comenzaron a bailar y reírse las seis juntas. Veinte minutos después, su amiga aún no había aparecido. Mery y Mia decidieron investigar ya que podrían no haberla oído por la música. Se asomaron a una ventana y contemplaron la calle donde unos chicos se reían sin camisetas. Ninguno atrajo su atención ya que no merecían la pena babear por unos cachas que les daba igual estar allí sin pudor ninguno. Entonces miraron a uno que conservaba la camiseta y el abrigo. Al menos denotaba tener algo más de inteligencia que los demás. Parecía triste y decaído pero cuando se giró las sonrió y ellas se sonrojaron. Decidieron salir en busca de Yane.
(...)
-¿Dónde están las gemelas? ¿Y Yane?- Preguntó preocupada Bea. Hacía mucho tiempo que dejó de verlas.
Decidieron salir y ver donde estaban sus amigas de una vez por todas. Al abrir la puerta, se encontraron a sus amigas con unos muchachos. Al parecer no las dejaban volver a la fiesta.
-¡Eh! Dejadlas en paz.- Gritó Charol al borde de las lágrimas.
-Al fin salís, cabritillas.- El chico que se había presentado como Marcos les sonrió- Ahora podemos felicitarla.
Cogieron a las chicas las cuales intentaron huir y esconderse por la casa.
A la primera que encontraron fue a Bea que se escondía debajo de la mesa principal. Luego fue Charol que fingía no estar bajo las prendas sucias. Y después cogieron a Cai que se escondía en el armario.
Alice oía a sus amigas gritar por la casa mientras las cogían, escondida en un reloj grande que había en la habitación de sus padres. Al cabo de un tiempo, se dejaron de oír los gritos y la casa se sumió en un silencio abrasador. Solo podía oír el tic- tac de las agujas del reloj y los latidos de su corazón.
Después de una eternidad, o al menos eso le pareció, pudo respirar tranquila. Entonces vio una sombra. Se paró frente a ella y vio a un chico agacharse y tenderle la mano.
-Vamos sal de ahí.
-No me hagas daño por favor...
-Tranquila solo quiero llevarte con ellos.
Alice paró de llorar y le miró. Era el chico de voz dulce y el único que llevaba camiseta.
-¿Seguro? Estabas con ellos.
-Me obligaron. Saben algo que no quiero que se sepa.
La chica cogió su mano y dejó que la sacara de la casa. La llevó unos metros más allá donde se oía mucho alboroto.
-Por cierto- dijo el chico avergonzado porque sus manos aún estuvieran unidas.- Me llamo Víctor.
-Yo soy...
-Lo sé.- Bajó la cabeza- Voy a tu instituto.
Se acercaron a los coches donde podían ver como las chicas estaban en el centro de un círculo de piedras y ellos hablando con ellos. Estaban completamente borrachos.
Había llovido hace poco y en un lugar donde el terreno bajaba se concentraba bastante agua embarradas.
-Tengo una idea. Tendrás que confiar en mí.
(...)
-Chicos, ¿qué hacéis?
-Víctor ¿dónde estabas?- Dijo uno arrastrando las palabras.
-Encontré a la chica.
-¡No jodas! Llévanos con ella.
Mientras los chicos se levantaban, Víctor se acercó a las chicas y les susurró:
-Cuando veáis que salgo corriendo quiero que vayáis lo más rápido posible a casa de Alice.- Les dio las llaves.
Ellas no entendieron nada pero asintieron. Víctor caminó rápido con los chicos pisándole los talones. Entonces, a lo lejos vieron a Alice vestida con su vestido. No advirtieron que Víctor había desaparecido y comenzaron a correr hacia ella.
En ese momento, una cuerda apareció de la nada e hizo que se tropezasen y calleran en el barro empapándose. Alice bajó bordeando el charco y huyó junto a Víctor el cual había elevado la cuerda atada a un árbol al otro extremo.
El chico y las siete chicas corrieron a la casa pero no pudieron entrar cuando les alcanzaron los otros sucios y malhumorados.
-Iros o llamamos a la policía.- Gritó Yane harta de aquel numerito.
-Nos vamos pero Víctor viene con nosotros.
-Él se queda con nosotras- las gemelas estaban rojas de furia porque hubieran arruinado sus trajes y el cumpleaños de su amiga.
-O vienes o pensamos desvelar tu secreto aquí mismo.
Yane miró alternativamente a los gamberros, Víctor y Alice, mordiéndose el labio. ¿Qué era ese secreto para que lo temiesen tanto?
-¡Alice me gustas! Cada vez que te veo por los pasillos siento mi corazón acelerarse y no aguanto más. Necesito decirte que te quiero.
Los chicos se fueron soltando tacos y las chicas entraron en la casa. Alice todavía tenía los latidos acelerados y no dejaba de mirar a Víctor el cual estaba muy colorado y no apartaba la vista del suelo. Se giró y abrió la puerta comenzando a entrar.
-Yo...- dijo él.
-Vamos o cogerás un resfriado.
Se dio la vuelta y sonrió.
(...)
-¿Entonces ya os conocíais?
-Cuando oí su voz me extrañó que estuviera con ellos. Nos conocemos del club de literatura.- Suspiró Yane.
-¿Por eso saliste?- Dijo Cai admirada por la valentía de su amiga.
-Pues claro- Abrazó a su amiga.
-Solo he podido encontrar este pijama- dijo Alice apareciendo por la escalera con un pijama de rayas.
-Muchas gracias de verdad- Víctor estaba muy sonrojado.
-¿Conocéis el cuento de "el lobo y los siete cabritillos?- Preguntó Charol. Ante la negativa de algunos empezó a contar: <<La mamá cabritillo...>>
Al acabar la historia se dieron cuenta de que guardaba mucha relación con la historia que acababan de vivir.
-Entonces nosotras somos las 7 cabritillas- Dijo riéndose Cai.
-Los chicos el lobo- Yane aún estaba asqueada.
-Usaron a Víctor con su voz dulce como en el cuento- Las gemelas se miraban.
-Y que Víctor no se quitara el abrigo como la zarpa llena de harina...- susurró tímida Charol. Aún no se había acostumbrado a la presencia del chico.
-Y Alice se escondió en el reloj y fue a salvarnos. Jajajaja- Bea se sujetaba el estómago de la risa.
Cai abrazó a Víctor por la espalda.
-Entonces tú eres nuestra mamá- Le guiñó un ojo.
El chico se zafó del abrazo, avergonzado fue camino al baño con la toalla en sus caderas.
Mientras las chicas reían, Alice vio el tatuaje de un lobo en sus omóplatos. Al mirar atrás la descubrió mirándole y ella volvió a mirar a sus amigas.
-Tal vez sea un lobo con corazón de cordero después de todo.- Susurró Alice.

Dedicado a mi oni-chan. Siento todo lo que te he hecho... Te echo de menos lobo.

sábado, 4 de enero de 2014

Silan

-Mamá, no quiero chupar sangre. Tengo miedo.
-Tranquilo que no te va a pasar nada amor, mi pequeño...
-¿Y si vuelvo a descontrolarme?
-Come. No volveré a repetírtelo.
Silan lame el cuello de la chica antes de clavarle los dientes en la piel. Ella lanza un pequeño grito y gruesas lágrimas caen por sus mejillas pálidas.
-¿Por qué tú eres humana y papá un vampiro?
-No hables mientras comes.
Lanza un suspiro y sale de la habitación. Silan vuelve a hincar los colmillos en la chica, la cual se va relajando en sus brazos.
Cuando siente que ya no tiene apetito se levanta para llamar a su madre cansado de tener que alimentarse de aquella pequeña y sintiendo un deseo en lo más profundo de su ser. Antes de poder abrir la puerta oye unas voces que pasan del susurro al grito.
-Tú fuiste quien dijo que un embarazo era imposible. ¡Yo nunca quise tenerlo!
Era la voz de su madre. Silan miró por un hueco entre la puerta y el marco como su padre agarraba del cuello a la mujer. Estuvo a punto de abrir la puerta para defenderla cuando oyó algo que le paralizó por completo.
-Si Silan no te adorase te mataría.
-Hace mucho que dejé de amarte. Silan es una abominación y ahora que muestra los síntomas de vampiro blanco debemos eliminarlo.
El pequeño vampiro abrió mucho los ojos y pequeñas lágrimas surcaron sus ojos rojos. Deseaba con todo su corazón que su madre negara las palabras que con tanto odio habían salido de su boca. Pero ella nunca lo negó.
-¡Es tu hijo!
-Ojalá nunca hubiera nacido.
Esas palabras se grabaron con fuego en su mente. Se alejó de la puerta y llegó donde estaba la chica. Ha recuperado el color en las mejillas y le mira con terror.
-¿Quiere más, amo?- Dice con una voz muy tenue.
-¿Te parezco abominable?
-Claro que no, amo- siente el temor en su mirada.
Silan agarra por el hombro a la chica y la besa en la boca apasionadamente. Al separarse, ella lo mira de una forma que nunca había visto. Tenía los ojos llenos de deseo y los labios hinchados.
-Eres mi chica preferida pero no quiero que sigas aquí por obligación. Te daré un hogar y dinero para que puedas vivir en paz.
Pero ella se inclinó y lo volvió a besar tímidamente.
-Sé que este es mi lugar mi am... Silan.
El chico sonríe y la acompaña a sus nuevos aposentos junto a los suyos.
-No puedo aceptar esto. Yo me quedo porque quiero no para que me trates mejor que a los demás.
-Mia, yo te quiero.- Sonríe y se aleja por el pasillo- Pero no sé si dentro de poco huirás de mí.
(...)
Silan se acercó a su madre quien se encontraba bordando en una silla en su habitación.
-Vete, no estoy de humor para ti.
-Adiós, madre.
Ella le miró horrorizada como sus colmillos se agrandaban, sus manos se hacían garras y le crecían unas alas huesudas en la espalda.
-Silan, ¿por qué?
-Lo he oído.
-Eso no eran más que mentiras, cariño. Yo te quiero. Sin mí no tendrás cariño.
-Ahora tengo a Mia.
-Esa puta solo quiere tu fortuna y la eternidad. ¡Abre los ojos! ¡Cuando sepa en el monstruo que te transformas se irá!
Consciente de sus últimas palabras, la mujer se tapa la boca y se le saltan las lágrimas. Entonces, Silan se abalanza sobre ella despedazándola y arrancando sus miembros. Toda la habitación se llena de piel, vísceras y sangre. Silan no podía parar de destrozar a su madre mientras ella gritaba pidiendo clemencia. En un momento dado, se deja de escuchar gritos. Estaba muerta.
-Supongo que no se podía remediar, un humano no puede perder tanta sangre ni regenerarse.
Silan vuelve a su estado normal y se sienta en la cama mirándose las manos.
-¿Qué he hecho?
-¿Te arrepientes?- Su padre se sienta a su lado.
El chico reflexiona un instante y sacude la cabeza.
-¿Por qué no la convertiste en vampira?
-Ella nunca quiso esto.
-¿Cómo sabes si amas a alguien y quieres estar toda la eternidad con esa persona?
-No se puede saber con certeza. Supongo que es cuando no te importa los defectos de la otra persona...
De repente, la puerta se abre y Mia entra en la habitación. Abre mucho los ojos ante la escena y Silan la mira con culpabilidad y humillación. Entonces hizo algo que nadie esperaba. No salió corriendo, ni le miró como si fuese un monstruo, ni siquiera le gritó. Mia se acercó a Silan y lo abrazó fuertemente contra su pecho.
-Tranquilo. Has hecho lo mejor.
El padre de Silan sonríe y los deja solos. Al parecer su hijo ha encontrado lo que él nunca tuvo.
-Soy un monstruo Mia. No quiero hacerte daño.
-Hazme tu vampira, Silan. Deseo compartir mi eternidad contigo.
-Pero...
-Seré fuerte. Te ayudaré con la maldición.
-Te va a doler transformarte.
-No importa. Te quiero.
Y se besan embueltos en lágrimas.

Un cuento de tantos

Antes decir que este poema tan grande fue hecho en una colaboración entre "Poeta caído" y yo misma. os dejaré un enlace donde podréis ver sus otros poemas debajo de este. Espero que os guste ya que a nosotros nos ha gustado mucho hacer esta colaboración y pensamos hacer más en un futuro. Las partes donde el escribe estarán en rojo mientras que las mías estarán en blanco. Disfruten.
Cuéntame el cuento,
el cuento del entendimiento,
1,2 y al 3 no hay más sufrimiento.
Tras los oscuros,
florecen los claros,
no hace falta, ya no lo aclaro.
La pluma escribe,
la tinta me describe,
el cuento de no acabar
es mi principio, mi final.
Es el ciclo del mal.
El mal no se describe,
el bien se aplica,
todo estalla, 
nada me llega,
un final...
es una fiesta.
La vida son dos días,
la muerte es la sequía,
y esos ojos llorosos,
descarrilan mi alegría.
¿Qué es esto?
Solo una puta mentira
que creen las crías
diciendo: Nunca acabará.
De esos días
uno llueve 
y el otro es esa alegría,
alegría a las gilipolleces,
aquello que haces,
queda escrito,
recibido queda,
cambio y corto...
Abre las puertas,
cierra candados,
y la alegría vendrá
por donde no hayas cerrado.
Planta esperanza,
Despeja los cielos
y yo lograré parar
el aumento de tus miedos.
Susurros de fantasía,
alegran el día a día,
almas de cuento,
princesa en sueño,
de su descanso,
nadie es dueño.
Cuenta la leyenda:
¿Hay caballero que la defienda?
¿Qué destiña?
Déjala dormir como una niña,
quédate en tu casa mejor,
caballero mil color, no queremos
ni tu olor... estafador...
Y la niña se escapó,
esta es mi noche: decía.
La pequeña buscó el amor,
en el jardín de la alegría.
Sonriente halló una rosa,
que brillante florecía,
y la rosa se marchitó,
cuando la niña reía.
Vio pasar su juventud,
¡A lo lejos amanecía!
el joven caballero se fue,
recordándole...
que la vida son dos días.
Final de finales
entero de medievales.
Dragones, princesas,
almas fantasmales,
erase una vez un cuento,
el cuento del entendimiento,
1,2 y al 3 no hay más sufrimiento,
tras los oscuros
florecieron los claros.
No hace falta, ya ni lo aclaro...
Colorín colorado
otro cuento sin final...
Ha empezado.


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