lunes, 26 de octubre de 2015

Nuestra mente

¿Es nuestra mente una pizarra en blanco donde pintamos nuestras experiencias en forma de recuerdo?…
Me encuentro en una sala de paredes blancas. Lo único que existe es luz y yo misma, luz. Intento atraparla con los dedos, pero todo es blancura. No hay focos por ningún lado, no existe la oscuridad. Aparece entonces una bombilla, la luz es menos intensa aunque puedo crear las sombras al acercar mis manos a la bombilla. También siento calor, tanto que al tocarla me quemo y retrocedo unos pasos. Al alejarme siento el frio, no me gusta. Corro de nuevo hacia la bombilla pero choco contra algo, un cristal. Es transparente, puedo ver a través de él pero me impide pasar. Empiezo a golpearlo con los puños y se fragmenta entre mis dedos. El cristal me corta y de mí brota la sangre, me siento débil. Me acerco de nuevo a la luz y debajo de esta hay una tela que uso para vendarme la mano. Cierro los ojos un instante, la sala ha cambiado. Estoy en una sala de universidad entre uno de sus pupitres. En una pared hay una pizarra en blanco, en la mesa un rotulador permanente. Toco con la punta la superficie, puedo pintar todo lo que he vivido, incluso escribir lo que pienso. Estoy tan ensimismada que no noto que hay una puerta, ni una ventana, ni tampoco siento como hay otro como yo acercándose. Me toca el hombro y me giro, miedo, eso es lo que siento ahora mismo. Esa otra persona que se parece tanto a mi ve todo lo que he escrito y se para en el momento donde rompo el cristal. Saca un objeto de su bolsillo y lo tira a la ventana. “¡NO!” descubro que puedo hablar, incluso gritar. El sonido de mi voz asusta a la persona quien retrocede hacia la ventana rota. Intento calmarla extendiendo las manos y esta se acurruca sobre los cristales del suelo. Cojo el rotulador y empiezo a escribir lo nuevo que he descubierto. Entonces siento un dolor en el costado y al girarme veo a esa otra persona con un cristal ensangrentado en la mano. Caigo al suelo y veo como esta empieza a escribir en mi lugar. La sala va cambiando a mi alrededor, tal vez sea yo quien está cambiando. Tal vez yo ya no exista para ese mundo.

… ¿O ya existe algo sobre lo que escribimos nuestra historia?

...fantasma (2ª parte)

 Tuve un sueño muy extraño donde veía a muchas personas sobre mí. Sentía sus manos quemándome la piel. Luego sentí una aguja y como algo intentaba atravesar mi cuerpo, el frío me consumía aunque era confortable. Todo quedó negro, solo oía sus voces. Eran como gritos en el oído creando dolor de cabeza. ¿Cuánto durará todo esto?
 Al abrir los ojos era de noche. Estaba sentada apoyada en una pared en una calle donde no pasaba nadie No llevaba ningún bolso por lo que no tenía móvil ni cartera. Al mirar  alrededor me encontré con una parada en unos metros, así que me acerqué a esperar. El bus tardó lo que me pareció una eternidad. Paró justo enfrente, pero no abrió sus puertas. Bajaron dos personas mientras intentaba llamar su atención. Una chica llegó corriendo y el conductor abrió para dejarla pasar. Subí tras ella, enfadada con el hombre el cual ni me miró, por lo que pasé sin pagar (afortunadamente, pues no tenía dinero). No sabía dónde me llevaría el bus así que vagué por la ciudad hasta que supe reconocer una plaza. Bajé junto a la chica y me encontré con una iglesia cerrada con unas cintas amarillas. Mientras veía alejarse a la muchacha busqué un hueco para entrar al edificio por una razón que no comprendo. Dentro oía voces provenientes del altar, allí dirigí mis pasos. Cuanto más me acercaba, más me dolía el pecho, pero lo ignoré. Dos policías interrogaban a un cura, el cual, lloraba de miedo.
-¿El vino estaba envenenado?
-Claro que no, si fuera así el novio y yo mismo estaríamos muertos.
-Nadie vio como le ponían la rosa en el pecho a la víctima. ¿Tiene idea de quien pudo ser?
-Yo estaba en el altar cuando la novia apareció, no pude ver nada…
Me sonaba, todo esto me era extrañamente familiar. Un niño al fondo de la sala me observaba. Entonces me señaló con un dedo ensangrentado.
-Yo lo vi todo.

Tropecé, asustada, y caí sobre unas líneas hechas con tiza. Había pisado el dobladillo de mi vestido blanco y se había caído en mi regazo la rosa que provocó hace unas horas… mi propia muerte.

lunes, 19 de octubre de 2015

La novia...

Dicen que uno de los días más importantes de la vida es en el que contraes matrimonio con el que será tu pareja hasta que la muerte os separe. Hoy es mi día. Me caso con el hombre más maravilloso que he conocido. La iglesia está llena de familiares y amigos, las vidrieras se iluminan por la gran cantidad de luz que le llega del exterior. Todo recubierto de flores en tonos pastel y vestidos pomposos. Me encontraba en la sala continua al altar retocando mi maquillaje . Las damas de honor  se habían retirado para dejarme unos minutos a solas lo que agradecía enormemente. Huérfana de padres y sin apenas amigos, la familia del novio llenaba los bancos de la iglesia. No es que quisiera salir para ver como me juzgaban , ellos nunca aceptaron nuestra relación, aunque me sonrían y digan que guapa estoy o deseándonos lo mejor. La puerta se abre, de repente, y entra mi prometido.
-No es bueno ver a la novia antes de la boda. Da mala suerte.-Digo riendo.
-Pero tú estás hermosa.-Me besa y me pone una rosa blanca a la altura del corazón. Me pincha un poco y suelto un quejido.-Perdona. Nos vemos en el altar, mi vida.
Su hermano es quien me tiende el brazo para caminar por el pasillo, está tenso bajo mi brazo. Él siempre me quiso como nadie, pero yo elegí a su hermano. La ceremonia pasa muy rápido hasta el intercambio de anillo cuando me empiezo a sentir mareada y me tambaleo un poco. Mi novio me tiende un pañuelo donde toso disimuladamente. Al ir a devolvérselo veo sangre en él.
-¿Te encuentras bien?
Asiento mientras me pone el anillo en el dedo donde se puede leer "hasta que la muerte nos separe". Al levantar la vista veo un guiño en su rostro y siento un dolor en el pecho.
-Hasta la rosa más bella puede ser la más mortífera, mi niña.-susurra en mi oído.
Luego, caigo muerta sobre los escalones ante un público aterrado.

sábado, 30 de mayo de 2015

Entrada informativa

Hola soy Alicia, la dueña del blog, y vengo a informar sobre un nuevo proyecto que estoy haciendo en un blog secundario llamado "Ojos de medialuna". Este proyecto trata de escribir una historia compuesta de varios capítulos. No la escribo en este donde te encuentras porque no seguiría la dinámica, son capítulos muy largos en cada entrada y todos siguiendo la línea de la protagonista. Trata sobre Lin, una chica medio gato, que desde que nació es controlada por unos médicos. Un día les mandan vivir fuera de las naves donde han estado toda su vida, lo que no sabe Lin es que no todo es tan bonito como se lo pintan y está lo que ella piensa que es parte de libertar es tan solo una misión más mandada por sus superiores.
Espero que os paseis y me digais qué os parece la historia y el proyecto en sí. Un abrazo.
Link al blog secundario: http://buscandoelsentidodemividalin.blogspot.com.es/

lunes, 16 de febrero de 2015

Un lugar perfecto para el amor

El suelo del parque está lleno de hojas caídas que crujen bajo mis pies. Desde que cambiaron este sitio, no ha vuelto a ser el mismo. Hay tan pocos árboles que ya no crean una bóveda sobre nuestras cabezas ni entrelazan sus ramas en invierno. Camino con paso apresurado hacia la parada del bus, hoy voy algo retrasada. Llego justo antes de que cierre las puertas y el conductor me sonríe:
-Pensé que no llegabas, Catalina.
-Me quedé observando los árboles y no fui consciente de que el tiempo pasaba.
Con una carcajada salió el bus de la parada y me agarré con fuerza buscando un asiento libre. Veo a las mismas personas de siempre. Una mujer mayor muy agradable, dos muchachas con mochilas que vienen de clases extraescolares, tres viejitos de su paseo por el centro... pero hoy está lleno de niños de una excursión y me dirijo al asiento al lado de un chico que siempre se baja después de que lo haga yo por lo que no sé donde va.
-¿Puedo sentarme aquí?
Cuando levanta la mirada me veo reflejada en sus ojos marrones y profundos. Aparta con una sonrisa su bolso y asiente. Cojo el móvil y me coloco los auriculares en las orejas.
-¿Hoy tampoco encontraste lo que buscas?
-¿Cómo?
-Un lugar para fotografiar.-El chico mira hacia delante todo el tiempo y puedo ver una sombra de barba y un pendiente en su oreja derecha.
-¿Cómo sabes eso?
Sonríe y esta vez me mira cuando dice:
-Porque yo busco fotografiar a una persona.- Agarra con más fuerza su bolso.- Tengo un trato para ti.
Mi corazón está a punto de salirse por la boca.
-Yo te ofrezco un lugar y un reportaje y tu me dejas que te fotografíe.
No sé qué decir, es todo muy repentino y abro y cierro la boca muchas veces. Se me pone la piel de gallina cuando se inclina y me susurra al oído:
-Es tu parada. Mañana a las doce aquí.
Parpadeo, cojo mis cosas y me bajo apresuradamente del bus. No dejo de pensar en el tacto de su aliento en mi oreja. Hace mucho que busco un lugar en la revista de la universidad y, al fin, me han dado un hueco en la edición del 14 de Febrero, ni mas ni menos. Hace un mes que busco el reportaje perfecto con temática "un lugar para el amor" pero no logro encontrarlo. ¿Cómo pudo saberlo ese chico si solo nos hemos visto en el bus? Pero... ¿ y si acepto?
Al llegar a casa me entro enseguida en la cama y llego a la conclusión de que lo que el me ofrece es mejor que lo que tengo.
Al día siguiente, me levanto con tirones en el estómago y me dirijo al cuarto de baño para lavarme la cara. Unos ojos verdes me miran desde el espejo. "Estoy feliz" pienso y enseguida me sonrojo por ese pensamiento. Decido ponerme una falda con medias gruesas, una camisa con un pañuelo y unas botas. Sencilla pero guapa. Me pongo algo de rimel y cojo la cámara rumbo a la cocina.
Hora y media después de levantarme voy a la parada aliviada de haberme acordado de coger el abrigo y me monto en el bus después de cinco minutos esperándolo. Quiero mirar si está él, pero tengo miedo de haber sido engañada. Por un instante se para el tiempo mientras hecho un vistazo al autobús, pero enseguida le devuelvo la sonrisa al chico del fondo y me siento a su lado roja como un tomate por haber pensado esas cosas.
-¿Estás bien?
-Sí, sí. Es el frío, eso es todo.
Se instala un silencio entre nosotros pero no es incómodo, todo lo contrario. Al rato él empieza a hablar:
-Me llamo Sergio, tengo 20 años y estudio fotografía.
-Oh- no me acordaba que no nos habíamos presentado.- Yo soy Catalina y estudio periodismo.
En los siguientes minutos hablamos de nuestros gustos, del cine, la prensa, lo que hacíamos en nuestro tiempo libre... cuando quise darme cuenta habíamos bajado del autobús y estábamos en las afueras de la ciudad.
-¿Dónde vamos?
No me contesta y seguimos caminando por la tierra seca levantando polvo en nuestros paso. Empezamos a bajar una cuesta y al poco tropiezo. Lanzo un grito y me sujeta en el aire.
-¿Estas bien? ¿Te has hecho daño, Catalina?
Niego con la cabeza y mientras seguimos bajando pienso lo bien que suena mi nombre en sus labios. Miro donde hemos llegado y abro mucho la boca. Es un prado inmenso con un miniembarcadero de madera al fondo lleno de juncos. Corro por esa inmensa extensión de colores y me paro para observar el agua fluir. Es cristalina y hay peces por todos lados de colores tan diferentes y bonitos como las flores que he dejado atrás y en la otra orilla.
-Esto es hermoso.
-Es mi escondite secreto. No suele venir mucha gente.
Saco la cámara y comienzo a fotografiar todo desde distintos ángulos. No sé cuanto tiempo llevo cuando oigo un flash que no es el mio. Sergio me fotografía y parece tan embelesado como yo. Algo en mi interior salta, sonrío y vuelve a hacer una foto.
-¿Quieres que pose o algo?
-No. tan solo sé tú.
Horas más tarde nos tumbamos sobre la hierba, satisfechos.
-Es un gran lugar para el amor.
-Lo sé. Por eso te he traído aquí.
Me sonrojo y le hago la pregunta que lleva tiempo rondándome la cabeza:
-¿Cómo sabías lo que buscaba?
-El primer día que cogí el autobús me senté detrás de ti. Estabas hablando muy emocionada con una chica sobre el reportaje y bueno,- hace una pausa avergonzado de repente- desde entonces cojo el bus y te veo pero no como en aquel entonces. Supuse que no encontrabas lo que querías.
Me giro y le miro a la cara. Veo un tatuaje en su brazo bronceado que está flexionado por detrás de la cabeza. "Es guapo" pienso. Él se gira y nos miramos durante una eternidad.
-Deberíamos irnos.- digo rompiendo la magia.
Nos levantamos y dejamos atrás su lugar mágico que ahora también me pertenece.
Ya en casa me pongo a montar el reportaje emocionada y en medio me llega un mensaje del director de la revista que me apremia a mandar el archivo pues en unos días ya es 14 de Febrero. Me muerdo el labio y miro en mi interior durante lo que parece una eternidad. Luego selecciono el archivo y lo envío.
Días más tarde, hoy es San Valentín. Por ello, la revista hace un suplemento en color donde el tema principal es mi reportaje. A la bandeja de entrada de mi correo llegan decenas de felicitaciones por mi gran trabajo. Lo mismo pasa con mi WhatsApp pero no me llega nada de la persona que más espero.
Es Sábado por la tarde pero decido coger el bus e intentar llegar al prado. Me desilusiono al entrar y no encontrarlo. Por mis cascos suena "Sigo aquí" de Alex Ubago. Mis ánimos se vienen abajo pero nada más bajarme voy corriendo hacia la cuesta bajándola apresuradamente. Mi corazón se para y estoy a punto de llorar cuando lo veo sobre la madera del embarcadero. Los zapatos al lado y los ojos perdidos en el horizonte. Antes de llegar a él me dice:
-¿Por qué lo has hecho?
-¿Cómo sabes que soy yo?
-Ya te dije que no vienen mucho por aquí. No cambies de tema.
Me siento a su lado.
-Tal vez porque soy egoísta y no quería que tanta gente supiera de tu lugar.
-Ahora es nuestro.-Me mira- Aun así me gusta mucho lo que has hecho.
Me señala un ejemplar en su mano que no había reparado en él hasta ahora. Lo abre y me señala una frase. Luego, miramos el mosaico que ocupa dos páginas a todo color. En él, aparece fotos de muchos lugares de la ciudad. La universidad, una cafetería, un parque, una casa... Y todas formando una imagen en grande del prado. Un prado que podría ser cualquiera y podría estar en cualquier lugar.
Al fondo, el sol se va ocultando y el cielo se torna anaranjado y rosado. Nos miramos, algo brilla en mi interior y se agita cuando acerca su rostro al mío y me besa. El contacto es natural, como si encajáramos perfectamente y al separarnos una lágrima cae de mi ojo. Sonríe enjugándola y nos volvemos a besar.
¿Qué ponía en la frase? Algo que solemos olvidar: "El amor puede surgir en cualquier día y lugar. Puede ser en un autobús, en una clase o donde menos te lo esperes". Pero para ello hay que elegir como Catalina y luchar por él como Sergio. Y así, algún día, encontrarás a quien anhelas y podréis estar juntos. Feliz San Valentín.